martes, 14 de diciembre de 2010

Pégame pero no me dejes!

Había una vez, una chica, que era muy hermosa y que iba buscando amor por la vida. Como las princesas de los cuentos malintencionados de Disney, esperaba un príncipe azul que le viniera a resolver la vida, a pedirle matrimonio, y finalmente mantenerla. Pero después de encontrarse con tipos que no valían la pena, y relaciones que parecían tener siempre el mismo arco dramático, y terminar igual, decidió que esperaría a alguien que de verdad valiera la pena.

Chica caminaba un día por la calle cuando cruzó ojos con un hombre apuesto, con el cual intercambió miradas, sintieron esa chispa del amor a primera vista, y se enamoraron. Pronto, todo eran puras sonrisas, iban al café, al cine, de viaje, de compras, y hasta hablaron de vivir juntos. Pero después del desgaste de esas primeras calenturas, los problemas empezaron a asomarse de nuevo. Este hombre apuesto, no parecía ser más que todos los sapos que la hermosa chica había tenido como novios. Tenía miedo del compromiso, le encantaba beber, y a veces la hacía sentir inferior. Incluso cuando peleaban, el llegaba a empujarla, o darle cachetadas cuando le decía que se callara.

"Todos nos equivocamos", pensaba Chica, "¿Qué voy a hacer si me deja y no conozco a alguien como él? Lo necesito para sentirme completa. Haré lo que sea para que él me ame." Estos erróneos pensamientos llevaron a Chica a enfrascarse en una relación destructiva, en una relación de esas de "¡Pégame, pero no me dejes!"

En busca del amor.

Es cierto que muchas de nosotras crecimos con la idea de encontrar un compañero que nos complete. Esta es una idea que al menos en nuestra cultura latinoamericana, ha estado arraigada por siglos. Siempre ha sido mal visto que una mujer se quede sin casarse, ya que se les etiqueta de solteronas, o de perdedoras, por no poder conseguir un compañero. Esto no siempre es así, yo al menos conozco mujeres maravillosas que no quisieron hacer su vida con alguien, ni tener hijos, y viajar, o compartir experiencias con sus amistades las hacen igual de felices.

Ahora, si estas en el gran rango de edad de 25-45, ni te vas a quedar solterona, ni mañana te meten a la iglesia a vestir santos, ni nada de eso. Tienes que darte tu tiempo para escoger a la persona que compartirá contigo. Es como si vas a una tienda de cristalería en rebaja. Sabes que algunas copas están despostilladas, pero invertirás el tiempo necesario en encontrar unas que no tengan ninguna falla. El punto es que, no tienes que escoger al primero que se te ponga enfrente, o que te diga que estás hermosa porque nadie te lo había dicho. Lo primero es amarte a tí, para entonces poder encontrar un compañero que te ame de la manera adecuada.

¿Por qué lo hacemos?

Siempre es difícil, estar y ver a alguien que está involucrado en una relación destructiva. Lo he visto con uno de mis cuñados. Un "aborto", golpes, groserías, y cuatro años después, siguen jugando a una relación yoyo en las que las peleas son el plato principal. Los psicólogos dicen que muchas veces caemos en estos patrones es porque lo traemos aprendido. Escúchate cuando peleas con tu galán. ¿Apoco no le has soltado dos que tres frasecitas que tu mamá también dice?

Aparte, somos una generación que tiene padres que en la mayor parte de los casos no se llevan bien. Se casaron porque SE TENÍAN que casar, porque la presión de la familia los quebró, o porque después de tantos años de relación "se la debían". En fin, se han casado por todas las razones, menos por la que importaba. Entonces crecemos y creemos que debemos hacer exactamente lo mismo, que si la mujer llora, el le tiene que contestar "Ya vas a empezar con tus cosas", y que si el llega tarde un día es porque "seguro estaba con otra."

Cuando el amor duele

"Seguro me pega porque me quiere", decía la mamá de un profesor de la universidad donde yo estudiaba. Viniendo de una cultura machista como la nuestra, no es una sorpresa que a nosotras se nos "haga normal" ( y hasta nos guste) que nos traten como trapos viejos. Que conste que no estoy hablando del feminismo. Simplemente, no es de Dios que un hombre se agarre a guamazos túpidos a la esposa porque "no había de cenar", ¿Me explico? Y no es de Dios que permitas que tu novio te de un empujón o te pegue cuando se enoja, y que después regrese arrepentido con un ramo de flores y tú lo perdones.

Cuando el respeto en una relación se ha perdido, se pierde todo. Tanto tú, como él. Esta relación de la que les contaba, ella lo agarraba a patadas, él le daba unas cachetadas para "defenderse". Después se gritaban improperios y no se hablaban durante una semana. Al mes decían que se amarían por siempre, y volvían a empezar. Los motivos para pelear eran sozos y hasta tontos. El chiste era pelear. Y te lo digo claramente, si le pegas o te pegan NO ES AMOR.
Si lo controlas al pobre hasta cuando va al baño, o el contesta tu celular para ver quien te habla, tampoco es que se amen mucho, son unos dependientes que necesitan ayuda profesional, o necesitas un nuevo novio, for sure.

Cambiando el panorama

Ok. Ni las mujeres somos unas malditas perras, ni ellos son unos desgraciados mujeriegos. Hay de todo eso sí, y por eso al principio te hice enfásis en escoger. A veces como mujeres, sentimos que se nos va el tren y entonces elegimos al menos peor. Luego se nos olvida que ese era el menos peor de la oficina, y le rendimos pleitesía, le rogamos, y le damos el control entero de nuestras vidas como si eso nos fuera a solucionar las cosas. En menos de lo que canta un gallo eres la más infeliz del planeta, lloras por los rincones, y sufres por alguien que no vale la pena. ¿Cómo cambiar esto? ¿Cómo dejar de fijarte en cada patán perdedor que se te acerca?

Desde que conoces a una persona, tienes una impresión ¿apoco no? Desde el jefe mayor hasta la señora de la limpieza, todos los que te conocen tienen una breve impresión de tí, gracias a un momento. A veces es preocupante cuando quieres causar una buena impresión porque cualquier detalle que salga mal puede afectarte. Se igual de minuciosa con los hombres, y hermana, aprende a esteriotipar. Es más rápido y fácil y te evitarás problemas en el futuro. Por ejemplo, si el wey tiene 37 años, vive con sus papás, no tiene gran ahorro en el banco, y no tiene carro, queda automáticamente descartado. (desde que tiene 37 y vive con sus padres, quedaría n mi caso pero bueno) Fin, sale bye, a otra cosa mariposa. Lo mismo si es el más winner de los winners pero te dice que no "QUIERE NADA SERIO" y tu como Dewey en aquel capítulo de Malcolm entiendes "TE ESTOY DICIENDO QUE NO, PERO INTENTÁLO, SEGURAMENTE TERMINARÉ CASÁNDOME CONTIGO." Corta toda falsa ilusión desde el principio, es lo mejor, para evitar que te falten al respeto, y te tachen de tonta.

No entiendo, entonces ¿Cómo recuperar el respeto?

En primer lugar respetándote a tí misma. Hay una frase muy cierta, "el hombre llega hasta donde la mujer quiere" y aunque suene de lo más abuelina, es verdad. Y en todos los aspectos. Si él se portó mal un día, y tu lo vuelves y lo vuelves a permitir, el sabrá que en cualquier momento te puede soltar un insulto, y tu lo perdonarás con chocolates. Lo que yo te diría si son novios y pasan este tipo de cosas: Corta por lo sano. No tienes ninguna necesidad de soportar los malos tratos de alguien, y te apuesto que hay muchos chicos que quisieran darte trato de reina. Entonces, ¿Para qué desgastarte con una relación así? ¿Has pensado que pasaría si se casan, si viven juntos, si tienen un bebé? Eso le pasó a la "prima de una amiga" quien convencida de que su novio drogadicto se reformaría después de tener un hijo con ella, tuvo que tragarse sus palabras, recoger sus cositas, y regresar a casa de sus papás. Eso, o vivir con un drogadicto, que trató de lastimar al bebé más de una ocasión.

El problema al estar en estas relaciones es que no vemos más allá de nuestra nariz. Creemos que "con nuestro amor lo vamos a cambiar", "que con el tiempo cambian", "que todo estará mejor después". Te digo algo: si no están bien ahora, no estarán bien después, y eso es un problema porque la más infeliz serás tú.

Conozco una chica valiente, que en cuanto supo que él no debía maltratarla, cambió la llave del departamento y sus cosas lo esperaban afuera. Ella pasó la noche con una amiga. Su ya exnovio tocó la puerta toda la noche, hasta que unos vecinos llamaron a la policía y el se tuvo que ir. Claro, puedes ser menos intensa si quieres, pero tienes que ser igual de tajante.

Mi muy humilde conclusión es que nadie tiene derecho de hacerte daño, menos si tu lo permites. Así que ponte las pilas, hay mucho por delante, y por supuesto un hombre que te amará de verdad.

Si recibes algún tipo de amenaza física o psicológica puedes acercarte al INMujeres en la Ciudad de México. Existen refugios para mujeres amenazadas y asesoría psicológica gratuita.

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Acuérdate que la miseria ama la compañía, así que no te dejes!